El tradicional evento del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile será presidido este año por el Presidente de Escondida, Edgar Basto, quien asumirá las labores de Chairman de la edición número 61 de la Convención.
Con la seguridad como tema central se desarrollará la próxima Convención Anual del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile (IIMCh), que este año se realizará en la ciudad de Viña del Mar entre el 14 y 17 de noviembre.
Este tradicional evento de los ingenieros de minas convocará a los actores más relevantes de la industria minera nacional para debatir los temas más importantes que preocupan hoy al sector, entre los que destaca claramente la seguridad, tal como lo indica el lema definido para la próxima versión del evento: “Los riesgos y desafíos de la minería”.
“Chile es un país minero por excelencia, y todos quienes formamos parte de la industria minera debemos identificar permanentemente oportunidades de mejoramiento y apoyarnos en esta búsqueda para hacer de toda la minería chilena una industria de alto desempeño”, señala Edgar Basto, Presidente de Minera Escondida, quien presidirá la próxima Convención como chairman del evento.
El destacado ejecutivo, quien calificó su próximo rol en la Convención como un “gran privilegio y un gran honor”, destacó el evento del IIMCh como un “excelente foro donde podemos intercambiar ideas, opiniones y compartir experiencias”.
- ¿Cuáles son los grandes temas que se debieran abordar en una Convención como la que organiza el IIMCh?
- En esta Convención nuestro objetivo debiera ser reflexionar y debatir sobre temas importantes del sector y hacer un esfuerzo común para proyectar a la minería como una industria inserta e involucrada en la comunidad regional y nacional. La industria minera ha evolucionado considerablemente en los últimos 25 a 30 años en todos sus aspectos y a través de este tipo de foros tenemos la oportunidad de compartir las mejores prácticas y seguir avanzando hacia etapas superiores de desempeño.
- ¿Qué rol debe asumir el IIMCh como ente que agrupa a los profesionales de la minería en Chile en estos desafíos que vienen?
- El Instituto de Ingenieros de Minas tiene un rol muy importante en el desarrollo de la industria. He tenido la oportunidad de ver institutos similares en diferentes países como Colombia, Perú y Australia, y me parece que en Chile estamos muy bien enfocados. Creo que el Instituto tiene un particular rol que desempeñar con su reflexión y aporte al debate de los grandes temas de la industria y de las políticas públicas sectoriales. El Instituto reúne en su seno a los profesionales de las diversas disciplinas que tienen el conocimiento y la experiencia necesarios para hacer una contribución de este tipo.
- El lema de la Convención habla de los “riesgos y desafíos de la minería”. ¿Cuáles son los principales desafíos hoy para la industria?
- Los desafíos de la industria son muchos. Tenemos desafíos de carácter operacional, como es el enfrentar yacimientos ya maduros, más complejos, con menores leyes de cabeza y mayores distancias de transporte y, otros -a mi juicio más importantes- que tienen que ver con la sustentabilidad del negocio, con cómo continuamos avanzando en materia de cuidado de la salud y seguridad de las personas, en la inserción en la comunidad y la protección del medio ambiente.
En esta Convención queremos dar un énfasis especial a la seguridad, para lograr que toda la minería chilena, y no sólo la gran minería, adopte altos estándares en esta materia y sea un ejemplo a nivel mundial. Si la minería es hoy una de las principales industrias en Chile, tenemos la oportunidad dar un gran salto en este sentido.
- En el ámbito de la seguridad, ¿dónde debiera estar el énfasis para la industria minera?
- Si uno mira los últimos 20 años, el desarrollo en términos de seguridad en las faenas mineras ha sido muy positivo. Los accidentes han disminuido, pero lamentablemente todavía tenemos fatalidades. Por eso nuestro principal objetivo debe ser eliminar las fatalidades de nuestras operaciones. Creo que es el momento de reforzar mucho el concepto de los riesgos fatales y cómo prevenirlos.
En nuestra industria los riesgos fatales se producen básicamente en las áreas de equipos móviles de superficie, trabajos en altura, problemas eléctricos y situaciones de aislamiento, entre otros. Si nos enfocamos en estas causales, podemos definir estándares claros que nos permitan operar cada vez con un mayor control de los riesgos. Tenemos que apuntar a que todas las personas que trabajan en la minería entiendan esos riesgos, que puedan manejarlos y neutralizar su impacto. Creo que en la medida que comencemos a crear conciencia de la importancia de estos elementos podremos realmente definir acciones que nos permitan abordar la raíz de estos problemas y mejorar así el nivel de desempeño de nuestros trabajadores y de nuestros contratistas.
- Sin embargo, aún persiste una brecha entre los estándares de la Gran Minería y la pequeña y mediana minería. ¿Qué puede hacer la industria y los actores relevantes del sector como el IIMCh para enfrentar estas diferencias que tienen directo impacto en la seguridad?
El Instituto es un foro privilegiado en este sentido pues congrega a profesionales que se desempeñan en los diversos tipos de minería. Empresas de la Gran Minería, como la nuestra, que operan con altos estándares internacionales estamos disponibles para compartir nuestras prácticas y nuestra experiencia con todas las empresas, tanto de la mediana como de la pequeña minería para que, ojalá, nunca más tengamos que lamentar eventos como el ocurrido en la mina San José.
Los estándares internacionales establecen el compromiso más absoluto con la salud y la seguridad de las personas. La vida y la seguridad de las personas, de los empleados, es un valor que no se transa.
En nuestro caso, por ejemplo, el principal foco de la gestión es el cuidado de la vida de las personas que trabajan en la empresa. Ello se antepone a cualquier objetivo operacional. Y tenemos clara conciencia de que este es un tema en que debemos mantenernos siempre alertas, pues los riesgos son inherentes a la labor minera y los buenos resultados son el fruto de un trabajo permanente, riguroso y disciplinado.
En este sentido, reitero, es muy importante la capacidad de convocatoria que el Instituto tiene para organizar encuentros donde se intercambian ideas y opiniones que nos permiten trabajar con una mirada de largo plazo.
- ¿Qué dificultades existen para transmitir ese mensaje en torno a la seguridad?
- Todavía ronda la idea de que formar conciencia en nuestra gente es muy difícil porque ellos asumen que los accidentes ocurrirán de igual modo; que es algo normal; e identifican así a la minería con una actividad riesgosa. Yo creo que nuestra obligación es cambiar esta mirada. Es importante que se entienda que un accidente sucede porque hay una condición y un acto subestándar. Los accidentes se pueden evitar si hay una actitud proactiva hacia la seguridad.
En mi carrera he podido constatar que la gente muchas veces percibe que la seguridad no tiene la misma prioridad que la producción y no porque ello se lo haya transmitido un superior sino porque el ser humano tiende a autoimponerse presiones internas que, como en este caso, nos pueden llevar a cometer graves errores. Nuestros estándares, por el contrario, establecen por ejemplo, que todos los empleados y los contratistas tienen el deber de negarse a trabajar o bien detener sus labores, en situaciones donde existan riesgos no controlados.
Por lo tanto, hay que comenzar a implementar mecanismos que impidan que se ejecuten esos errores. El tema no es sólo relevante por lo que estamos viviendo hoy con el lamentable accidente de la mina San José. Es un tema de sustentabilidad de largo plazo para la minería en general. Estoy convencido de que se puede hacer mucho más en este sentido. Por ejemplo, si de manera continua anualmente mejoramos en un 20 o en un 30% nuestras estadísticas en seguridad, estoy completamente seguro que Chile puede ser un país minero con estándares de seguridad impresionantes, los mejores del mundo. En nuestra industria la gente es muy dedicada, entrega constante atención a lo que está haciendo, y cuando se asume el cuidado por la salud y seguridad como un trabajo permanente los resultados en seguridad son muy buenos.
- De acuerdo a su experiencia y a lo que ha podido conocer en otros países, ¿en qué nivel está Chile en índices de seguridad?
- Hace poco estuve revisando estadísticas, comparando el desempeño de la minería de Chile con Sudáfrica, Australia y otros países del mundo. Y no hay duda de que si hablamos de accidentes incapacitantes, estamos relativamente bien en Chile. El número de accidentes por millones de horas-hombre trabajados dice que nuestra gente se cuida, que efectivamente reporta. Pero respecto a las fatalidades, encontramos que no hay correlación entre los relativos bajos índices de accidentabilidad y el número de fatalidades. Eso quiere decir que continúan ocurriendo eventos de muy alto riesgo y de muy alto potencial.
Cuando yo comparo esto con otros países, veo que en otras partes los indicadores de accidentabilidad no son tan bajos como los nuestros, pero la data de fatalidades es mucho menor. Entonces la pregunta es: ¿será que nosotros nos enfocamos mucho en los riesgos menos graves?, en ponernos el guante para no golpearnos los dedos, en sujetarnos de los pasamanos cuando estamos caminando en faenas…. Todo ello está muy bien, pero es absolutamente insuficiente. El gran reto es enfocarnos en los riesgos mayores. No estamos lejos de llegar a un desempeño muy bueno, pero para lograrlo, Chile y toda su industria minera tiene que enfocarse mucho más en los riesgos fatales.
- ¿Implica este enfoque un cambio de mentalidad o de cultura en la forma de trabajar o en la manera de enfrentar los temas de seguridad?
- Lo que tenemos que hacer es definir un buen camino para enfrentar todos los problemas que tenemos y estudiar las formas de influir en la cultura de las personas; cómo hacer que el supervisor que está en contacto directo con el operador puede realmente influenciarlo para que haga las cosas bien, para que no asuma riesgos, para que no se accidente y para que llame la atención si ve que hay una condición subestándar.
A nuestra gente en Chile no le gusta levantar la mano y advertir que hay un riesgo, porque piensa que le puede traer problemas. Si uno mira en otros países la situación es muy distinta. Si hay un problema, la gente levanta la mano, se paraliza la faena, se revisa qué se puede hacer y se toma una acción. Eso es lo que debe ocurrir. Además de las empresas, cada uno de nosotros tiene mucho que aportar: desde el propio trabajador en la faena hasta el gobierno, pasando por las diferentes entidades y asociaciones que reúnen a las empresas y profesionales de la industria, como es el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile.
- ¿Qué lecciones, a su juicio, nos entrega el accidente ocurrido en la mina San José?
- El evento de la mina San José, si bien es un accidente muy doloroso, también nos enseña sobre la capacidad que tiene la ingeniería chilena. Hay muy pocos eventos en el mundo similares a éste. Todos los que hemos participado allá apoyando este trabajo de rescate nos debemos sentir orgullosos por la calidad técnica y la solidaridad de los diferentes organismos y empresas que han intervenido. Porque lograr lo que este equipo ha logrado, hacer contacto con estos mineros a 700 metros de profundidad, taladrar para llegar a ese punto con ese nivel de precisión, muy pocas veces ha sucedido en el planeta.
Y yo creo que eso dice mucho de lo que podemos alcanzar, si realmente trabajamos como lo hemos hecho ahora. He tenido la oportunidad de trabajar en diferentes países y no hay duda que los profesionales de la minería en Chile son realmente de primera línea y están en condiciones de lograr todas las metas que se propongan, particularmente en el área de seguridad minera.