El Instituto de Ingenieros de Chile premió al reconocido investigador Jorge Menacho y a otros dos colegas por un trabajo científico-tecnológico relacionado con la metalurgia extractiva del cobre.
Una completa sorpresa. Así describe Jorge Menacho lo que sintió cuando supo que, junto a otros dos colegas más había ganado el premio Ramón Salas Edwards que cada tres años entrega el Instituto de Ingenieros de Chile al mejor trabajo científico–tecnológico publicado en las diversas áreas de la ingeniería. Y lo cierto es que había varios motivos para sorprenderse.
En un comienzo, ni siquiera sabía que estaba compitiendo. Sin avisarle a nadie, el ingeniero Antonio Luraschi -un viejo conocido de Menacho desde los tiempos en que ambos trabajaban en el CIMM- había postulado por iniciativa propia el trabajo de investigación que su colega venía realizando en los últimos ocho años.
Tiempo después, cuando Menacho supo que su investigación estaba compitiendo, pensó que tal vez no era el mejor trabajo para ser presentado ante el gremio de ingenieros, ya que se enfocaba a un problema netamente metalúrgico, tema que nunca había sido premiado en los 45 años del galardón.
Además, el Instituto generalmente premiaba a académicos e investigadores que desarrollaban su labor precisamente en el ámbito universitario, algo que tampoco se daba en el caso de Menacho y su grupo, que realizaron la totalidad de su trabajo desde el mundo privado.
Por eso, sin ninguna expectativa, se llevaron una gran sorpresa cuando Luraschi les informó que estaban en la terna final. El asombro solo creció cuando les notificaron de la victoria.
Y quizás, lo que más los tiene orgullosos es que el premio proviene de su pares. Fueron los propios ingenieros del país los que eligieron el trabajo ganador, que este año se hizo aún más difícil dado el alto nivel y participación récord que tuvo el premio en su versión 2006.
Modelo matemático
El trabajo, denominado en inglés "A Dynamic Model for Chloride Control in SX Plants”, es básicamente un modelo matemático desarrollado para el proceso de extracción de cobre por solventes.
Sin embargo, Menacho asegura que se trata de un modelo inédito que marca una clara diferencia con los métodos clásicos para cuantificar la transferencia de cobre que actualmente se pueden encontrar en la literatura especializada a nivel nacional e internacional.
“Nosotros desarrollamos un modelo hidrodinámico y con rigurosidad matemática que permite estimar la magnitud de los arrastres y además hacer los balances de impurezas. Esto para predecir en distintos escenarios qué es lo que podría pasar, de manera de tomar acciones a tiempo o evaluar alternativas nuevas de control de estas impurezas”, explica el principal autor del trabajo.
“Es novedoso y está atacando un problema que es relevante en la operación industrial”, agrega Menacho.
Pero no siempre hubo certezas sobre el real aporte del modelo a la industria. Las dudas aparecieron inmediatamente después de que Menacho concluyera la primera presentación pública de su trabajo, hace unos cinco años en una convención anual del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile (Iimch).
“Recuerdo que cuando terminé la presentación, el colega Juan Rayo –que también pasó por el CIMM-, levantó la mano y luego de decir que la parte formal le parecía bien, me preguntó derechamente para qué serviría y en que se podía ocupar. Yo en ese momento, más que darle una respuesta certera de aplicación, porque no la había en ese momento en forma contundente, intenté darle la mejor respuesta posible, pero no lo noté muy convencido”, relata Menacho.
Hoy, ocho años después del inicio de la investigación, el modelo ya se ha aplicado en distintas plantas con “bastante éxito”.
“Permite hacer un diagnostico ajustado del problema y hemos ayudado a resolver problemas industriales importantes en las plantas de extracción por solventes”, sostiene.
Innovación
El trabajo de Jorge Menacho es visto por muchos como un notable ejemplo de innovación en un país que tiene una deuda pendiente en este tema, especialmente en el área minera. Toda una paradoja, considerando el liderazgo mundial que muestra Chile en este sector.
Menacho coincide con el sombrío diagnóstico, aunque tiene esperanza que la situación pueda cambiar.
“Es verdad que se hace mucho menos de lo que quisiéramos (en materia de innovación). De todos modos, hay una serie de instrumentos que se han creado que buscan promover esta actividad. Lo importante es que se materialicen, que tomemos la oportunidad”, dice.
“El mismo CIMM sería interesante que recuperara una alita más de investigación, de innovación tecnológica, para poder aportar a este país que lo necesita. No es un sentimiento romántico sino una necesidad práctica del país, particularmente en la minería”, concluye Menacho.
Trabajo grupal
En el trabajo premiado también participaron otros dos colegas de Menacho, Yadranka Zivkovic Domic y Leopoldo Gutiérrez Briones. Los tres profesionales trabajan en De Re Metalica Ingeniería, empresa consultora en procesos metalúrgicos fundada por el propio Menacho hace poco más de una década.
El premio Ramón Salas Edwards, entregado por primera vez el año 1941, recuerda al eminente científico chileno del mismo nombre quién impactó al mundo con su teoría del “Escurrimiento Crítico de las Aguas”.
En sus 45 años de vida, el premio ha sido entregado a figuras muy ilustres de la ingeniería nacional. Sin embargo, hasta esta fecha no habían sido distinguidos profesionales del ámbito de la metalurgia extractiva del cobre.