El ganador de la medalla al mérito otorgado por el Iimch revela su especial vínculo con el campamento minero que tiene los días contados.
Está orgulloso, y motivos no le faltan. Los más de 40 años de trayectoria minera de Luis Sougrret encuentran hoy un premio que, según dice, no se esperaba, pero que lo llena de satisfacción. Después de todo, alcanzó el reconocimiento que todo ingeniero de minas busca: el de sus pares.
Precisamente esto fue lo que simbolizó la medalla al mérito que le entregó el gremio que agrupa a sus colegas en el marco de la 57Convención del Iimch, realizada en Viña del Mar.
“Creo que puede ser un reconocimiento a una labor de más de 40 años en que he estado en la pequeña, mediana y gran minería”, dice con emoción contenida. Luego de unos segundos de silencio y con la mente atiborrada de recuerdos, continúa: “He recorrido bastante, pero estoy orgulloso. Al menos todos los sacrificios que se hicieron en muchos años no fueron en vano”.
Sougaret hace otra pausa y comienza con su historia. Toda una vida ligado al mundo de la minería que se inició en la década de los '60, en condiciones muy distintas a las actuales, y cuando el grueso del trabajo se hacía arriba, en la mina, aislado del mundo y de la familia.
“Los ingenieros de minas éramos muy pocos, solo una minoría de los cursos de ingeniería civil, porque ya en ese tiempo se entendía que los mineros teníamos que salir fuera de Santiago. Prácticamente no cabía otra posibilidad”, recuerda.
Aquella generación de jóvenes profesionales vivían en campamentos en condiciones muy difíciles, lo que hacía de esta profesión un oficio especialmente sacrificado. Se trabajaba de una manera casi artesanal, sin la tecnología de hoy. Pero tanta adversidad potenciaba otro rasgo que Sougaret destaca especialmente de esos años. “Todo ese entorno daba una unidad de cuerpo con la gente que uno trabajaba, lo que fortalecía la convivencia y un gran compañerismo entre los que trabajábamos juntos”, asegura.
La vida minera de Luis Sougarret se inició hace 42 años en el departamento de Fomento de Enami que se transformó en una verdadera escuela para muchos de esa generación. “Fue un gran aprendizaje que a la larga nos sirvió, porque gran parte de los ingenieros que nos formamos en Enami llegamos a la gran minería del cobre”, agrega.
Y era prácticamente el único lugar donde los profesionales chilenos podían trabajar, al estar gran parte de la minería en manos extranjeras. Sin embargo, el escenario cambia drásticamente a fines de los ‘60 y a comienzos de los '70.
Testigo privilegiado del histórico proceso de chilenización y nacionalización del cobre, a Sougarret le correspondió asumir tareas decisivas que quedaron para la posteridad como la recepción de la compañía de cobre Salvador que firmó nada menos que a nombre del gobierno de Chile. Un privilegio no menor y que muy pocos pueden contar.
- ¿Y qué siente ahora que Salvador está próximo a cerrar?
- Me afecta mucho porque yo trabajé dos períodos largos en Salvador. En todo caso, cuando yo llegué por primera vez en 1974, ya se decía que se iba a cerrar, y sin embargo se reflotó. Y después, cuando volví el '90, era la misma historia. Pero siguió operando. Es decir, es un tema con el que yo he vivido por bastante tiempo.
- Además hay una ligazón especial con el equipo de Cobresal
- Claro, yo fui fundador de Cobresal, entonces hay muchos sentimientos con la gente de Salvador. Creo que es muy difícil que desaparezca todo. Al final siempre va a seguir operando algo. El que conoce Salvador, el que conoce el campamento dirá que parece casi imposible que pueda cerrarse tan fácilmente una ciudad, con toda su infraestructura. No me imagino que vaya a desaparecer, por lo menos mientras yo viva...
- Usted también pasó un tempo importante en la pequeña minería, lo que marca una clara diferencia con el trabajo que se desarrolla en la gran minería
- Sí, pero trabajar en la pequeña minería también tiene su gracia. Cuando me retiré la primera vez de Salvador, fui industrial minero. Trabajé en minas de cobre y de oro, y le voy a decir que trabajar minas para beneficio propio produce realmente una satisfacción muy grande. Lograr obtener barras de oro por chicas que sean, indudablemente que produce algo especial.
- Finamente llega a Sernageomin, convirtiéndose en su autoridad más importante. ¿Cómo fue esa experiencia alejado de las minas?
- Creo que fue una muy buena experiencia. Se hizo un trabajo muy importante en temas como la seguridad. Hay que pensar que hace 25 o 30 años, la tasa de accidentes en la minería era muy alta, al igual que la fatalidad. Y hoy, a pesar que todo el mundo reconoce que la minería es un sector de mucho riesgo, es la que tiene las tasas de frecuencia de accidentes más bajas. Eso significa que se ha hecho una labor muy grande. Y en eso, el Sernageomin tiene mucho que ver.