Este miércoles los integrantes de la Comisión del Litio tendrán la que esperan será su última reunión.
Eso sí, dentro de los días previos el Ministerio de Minería les debería enviar a los miembros de la mesa el informe final con las conclusiones de estos meses de conversaciones y debates, para que estas sean aprobadas y firmadas antes de ser presentadas a la Presidenta Bachelet.
Pero más allá de las formalidades, los grandes acuerdos ya están tomados. "Y prácticamente por unanimidad", dicen varios de los integrantes del grupo formado al alero del decreto supremo 60 en junio último. Es más, lo que se espera es que la Presidenta fije la fecha para que le entreguen estas conclusiones y luego se hagan públicas.
¿Cuáles son las principales recomendaciones?
Por unanimidad, dicen los miembros de la comisión, se recomendaría al Gobierno mantener el carácter estratégico del recurso. Esta medida tiene que ver con dos factores: uno, que el quitarle la categoría requeriría un debate legislativo extenso e innecesario en relación con el fin que se busca lograr con este mineral; pero también porque "el litio sigue siendo hoy estratégico para el país", explica uno de los miembros de la mesa.
De la mano de este acuerdo también se propondría la mantención de la categoría de no concesible del litio, "una de las convicciones más firmes que tiene el grupo", dice otro de los participantes de la instancia.
Otro de los puntos es que también se pediría una "mayor presencia del Estado en los salares del país", la gran fuente del litio en Chile.
Pero uno de los puntos en los que no hay unanimidad y, por lo tanto, se propondrían más caminos al Ejecutivo es en la participación del Gobierno en la explotación o agregación de valor al litio.
"Aquí los caminos son varios: que explote el Estado, o el Estado junto a privados o bien que busque alternativas para sumarle valor agregado directamente o a través de un instituto especialmente creado, dice otro experto de la comisión, quien precisa que lo que no está en duda es que se requerirá el rol estatal.
Fuente: El Mercurio