Durante su estadía en el IIMCh, Carmen vio pasar a 17 presidentes del Instituto y decenas de directores; e incluso estuvo trabajando en tres sedes. Algo que no muchos pueden contar.
Nombrar a Carmen Orellana entre los socios y socias del IIMCh es respeto. Este año ha decidido poner fin a su unión con el instituto, fueron más de 40 años ligados que el 2021 llegan a su fin. Muchos recuerdos, anécdotas y una vida familiar detrás que la Sra. Carmen ha decidido contar en su única y última entrevista para su “querido” Instituto de Ingenieros de Minas de Chile.
¿Cómo fue su llegada al IIMCH?
Ingresé al Instituto de Ingenieros de Minas de Chile en diciembre de 1976, con solo 20 años, con un horario de 09:00 a 13:00 horas. En ese tiempo, me encontraba realizando una práctica en el área de Servicio Social, en la Junta de Jardines Infantiles, en ese lugar tuve el gusto de conocer y trabajar con la Sra. Ximena de Lucas, Asistente Social, quien era la esposa del Sr. Oscar Melo, Director-Secretario del IIMCH.
Después de un tiempo recibí un llamado telefónico de la sra. Ximena, contándome que en el IIMCH necesitaban a una persona, ella me coordino una entrevista con don Oscar, quien fue muy amable, pero me dijo que debía pasar una segunda entrevista. Con la Sra. Lucía Halaby, (q.e.p.d), quien era el motor del Instituto y quien tenía la última palabra; pasar esa entrevista era más difícil que tenerla con el Presidente de la República, jaja, de eso me percate con los años. Al cumplir solo un mes de trabajo, la Sra. Lucía, le dijo textual a Don Oscar. “Oscar, necesito el contrato indefinido de Carmen”. Así fueron pasando los años hasta llegar a los 45 en el instituto.
Anécdotas
Voy a contar algo tragicómico. Transcurridos algunos meses de estar en el IIMCH, me enviaron a solicitar una firma de un cheque de una cantidad importante de dinero a la oficina de Don Oscar, la que se encontraba en la calle Agustinas. Yo había escuchado que querían comprar acciones y me dije mejor paso altiro a comprar las acciones y me dirigí a la calle Nueva York, a la Bolsa de Comercio y compré las acciones, cuando llegue al Instituto, la Sra. Lucía me preguntó por el cheque y yo le dije que había comprado acciones…se imaginarán todo lo que me dijo. Yo no sabía qué hacer, pero afortunadamente don Oscar, le dijo: “Lucía, no te preocupes, lo importante es que el cheque no se le perdió, ni se lo robaron”. Después, a través del tiempo, estas acciones dieron muchas crías (así le llamaban) y luego los directores preguntaban a quien se le había ocurrido comprarlas.
¿Cómo recuerda sus primeros años en el IIMCH?
Cuando llegue al Instituto, este solamente contaba con una sala grande dentro de las dependencias del Colegio de Ingenieros de Chile, ubicada en Alameda 1170, piso 9, ahí se realizaban las sesiones de directorio que generalmente se hacían a la hora de almuerzo. Me inicié haciendo de todo: repartía la revista Minerales, cartas, circulares por mano a la mayoría de los socios; también ayudando a preparar cocteles para las charlas y reuniones.
¿Qué la motivó trabajar en el Instituto prácticamente toda su vida?
Ya estando en el Instituto comencé a conocer más de sus labores y actividades, de a poco me fui encantando, por lo cual en 1981 y 1982 realicé un curso de Secretariado en el Instituto AIEP, en las tardes de 18:30 a 21:30 horas. Esto me permitió asumir como secretaria en el IIMCh.
¿Cuáles son sus mejores recuerdos en sus más de 40 años?
Recuerdo que en 1985 ingresó Ximena Maureira Bustos, con el cargo de Asistente de Directorio, siendo una gran compañera y amiga, con quien tuve el placer de trabajar por 22 años, pasamos momentos muy lindos juntas, sobre todo cuando estaba embarazada de mis mellizas y me ayudó muchísimo en todo. También mencionar las largas conversaciones con los socios, lo que me permitió conocerlos mejor, así fue creciendo el personal del IIMCH, integrándose gerentes, contadores, periodistas, área de informática y operaciones.
¿Cómo le ayudó la tecnología en su desempeño laboral?
La tecnología me ayudó muchísimo, porque antes todo se hacía manualmente, como tipear cada sobre, escribir cartas con calco. En 1990, se implementó la computación con programas como word, excell, fax; también se agregó un sistema de socios denominado ADIIM, programa de socios que facilitó mucho el trabajo debido a que se podían generar e imprimir con mucha facilidad las etiquetas para enviar las circulares, revistas a los socios, se enviaba la cobranza, listado de socios, etc.
Afortunadamente hoy en día se encuentra todo digitalizado, lo cual facilita mucho las labores de oficina.
Primera Sede del IIMCH
Durante varios años se habló de contar con una sede propia, lo que al fin se concretó en 1990. La nueva sede se encontraba ubicada en Av. Bulnes 197, piso 6, compra que estuvo a cargo del Sr. Ricardo Simian, presidente de la Comisión Nueva Sede. El paso por esa sede duró 10 años, para Ximena y yo era como nuestra casa, muy acogedora, contaba con varias comodidades, Sala de Directorio, biblioteca, un salón donde se realizaban las charlas, pero se les hizo pequeña a los socios. El directorio, nuevamente comenzó a pensar en una sede mas grande que es la que actualmente se encuentra el Instituto y que también estuvo a cargo de esta segunda compra don Ricardo Simian.
Dentro de las tareas que más me apasionaban era rescatar la historia del IIMCh, para ello siempre me preocupé de empastar las revistas Minerales, los congresos, las convenciones, los informativos, las entrevistas a los socios, conclusiones de las convenciones, (esta tarea la realicé solo hasta que las circunstancias lo permitieron). Traté de dejar toda la información que encontraba de cada socio con su solicitud de admisión, esa información está en los socios honorarios y socios que ya no están con nosotros, pero dejaron una huella imborrable por el paso del Instituto. Dentro de las múltiples actividades desarrolladas puedo destacar que estuve a cargo de la edición de la revista Minerales por varios años, trabajando con el gran apoyo de Don Carlos Mordojovich (q.e.p.d.), Director de la revista.
A través de los años tuve el placer de conocer a muchos Expresidentes, directores, gerentes, socias y socios a los cuales deseo agradecer enormemente por su gran apoyo y confianza entregada al realizar mis labores, entre los que puedo mencionar a algunos que se me vienen a la memoria, dentro de ellos, a los señores Hans Göpfert, Esteban Domic, Alberto Salas, Ricardo Álvarez, Carlos Vega, Guillermo Ugarte; a las Sras. María Isabel González y Celia Baros, gran historiadora y especialmente al Sr. Eduardo Simian Gallet (q.e.p.d.), a quien destaco por su gran trato humano y sobre todo su inmensa sencillez.
Ruego reciban mis disculpas a todos aquellos socios que he omitido nombrar, pero a cada uno de ellos los recordare con mucho cariño.
Asimismo, un especial agradecimiento a la Asociación de Señoras del Instituto de Ingenieros De Minas de Chile (ASIMICH), de quienes recibí una gran ayuda, especialmente para mis hijos.
¿Qué mensaje le entregaría a los socias y socios del IIMCH?
Deseo muy sinceramente, que mi querido Instituto de Ingenieros de Minas, tenga muchos socios afiliados; una importante representatividad en las empresas mineras, para que esto sirva de gran ayuda a nivel nacional; una biblioteca digital; y con el tiempo sea elegido un directorio presidido por una SOCIA.
Deseo mencionar que recuerdo la primera vez que escuche mencionar el nombre de nuestro actual presidente fue a la Sra. Lucía, quien me dijo: “este niño es brillante” y se refería al Sr. Juan Rayo Prieto, a quien debo agradecer muy especialmente ya que fue el gran impulsor para dejar esta larga vida laboral en el IIMCH, que duró tantos y tantos años. Solo tengo agradecimientos con esta Institución, porque esto en conjunto con mi marido con el que llevamos 40 años de matrimonio, nos permitió darle tranquilidad y seguridad a nuestros tres hijos, quienes felizmente lograron sus anheladas profesiones. Marcos, nuestro hijo mayor formo una linda familia de la cual tenemos dos hermosos nietos, Gabriel y Constanza de 5 y 3 añitos.
Finalmente, me permito dedicarle esta entrevista a mi querida y única hermana, María Teresa, quien lamentablemente falleció hace aproximadamente un mes, debido a lo cual no le pude contar que me estaba retirando del Instituto.