Domeyko fue el fundador de la mineralogía en Chile. Fue quien construyó los primeros laboratorios, quien publicó en Chile y Europa los primeros papers sobre la minería chilena.
En enero de 1838, Ignacio Domeyko abandonó Europa rumbo a Chile, arrancando de la invasión rusa en Polonia y luego de un corto período de exilio en Francia. Había sido contratado por el gobierno chileno como profesor de química y mineralogía en el Liceo de Coquimbo. Transcurridos cuatro meses de viaje, que significó atravesar el Atlántico, bordear la costa este del continente americano y cruzar a caballo la cordillera de los Andes, se instaló finalmente en el pequeño pueblo del norte. Llegó de los 36 años y, sin haberlo planeado, se quedaría 48 años en Chile.
La contribución de Ignacio Domeyko al desarrollo y progreso de nuestro país, por aquellos años una república que recién comenzaba a estabilizarse luego de su independencia, es de una trascendencia que hoy pocos recuerdan. En este contexto, siendo un hombre multifacético, hay tres características que destacan de él, por la vigencia que tienen en el Chile de hoy.
Inmigrante. Domeyko nos recuerda que el fenómeno de la inmigración ha estado presente desde los orígenes de nuestra nación. Siendo polaco, se radicó en Chile, aprendió el idioma, se casó con una chilena con la que dejó una descendencia presente hasta nuestros días. Recorrió el país de norte a sur a través de numerosas expediciones científicas que organizó para conocer a sus habitantes y su geografía. De esas expediciones nació su conocido libro en el que hace una pormenorizada descripción sociológica del pueblo mapuche, cosa que ningún chileno había hecho hasta entonces. Por sus aportes al país, fue el primer extranjero que recibió de manos del Congreso la nacionalidad por gracia. Acogido por el Gobierno de Chile y su gente, encontró aquí un nuevo hogar al que se entregó por entero.
Científico. Domeyko fue el fundador de la mineralogía en Chile. Fue quien construyó los primeros laboratorios, quien publicó en Chile y Europa los primeros papers sobre la minería chilena, quien formó a las primeras generaciones de minerólogos, muchos de los cuales -gracias a sus gestiones- viajaron con posterioridad a Francia y que luego fueron los responsables del desarrollo de la minería en nuestro país. Descubridor de la mina El Teniente, recorrió Chile estudiando sus minerales e implementando mejoras en la incipiente industria dedicada a su explotación. Su trabajo como científico cimentó las bases para el desarrollo de la minería en Chile, la que hasta el día de hoy es uno de los pilares de nuestra economía. Con Domeyko, la ciencia fue responsable del desarrollo económico que logró Chile gracias a su industria minera.
Educador. Domeyko partió en las salas de clases del Liceo de Coquimbo, pero rápidamente las autoridades de la época vieron en él una figura de peso. Cuando estaba ad portas de abandonar Chile luego de haberse terminado su contrato como profesor de mineralogía, le ofrecieron hacer clases en el Instituto Nacional, y al poco andar le pidieron que integrara el Consejo Universitario de la recién creada Universidad de Chile, para que pudiera implementar las reformas al sistema educacional chileno que él había esbozado en un documento que le hizo llegar personalmente al Presidente Manuel Montt. Luego de la muerte de Andrés Bello, Domeyko fue designado para sucederlo como rector de la Universidad de Chile, cargo en el que estuvo por tres períodos consecutivos, y durante los cuales pudo hacer crecer y consolidar el proyecto universitario, para el que mandó a construir un palacio que hoy alberga su Casa Central. Sin embargo, a pesar de sus responsabilidades, nunca abandonó la sala de clases y su laboratorio. Era tal el reconocimiento de sus pares hacia su persona que, siendo un ferviente y reconocido católico, ello nunca fue obstáculo para presidir una universidad laica.
Es necesario recordar el aporte de figuras fundantes de nuestro país, porque muchas veces en ellas está la clave para abordar los nuevos desafíos que se tienen por delante. La figura de Ignacio Domeyko es, sin duda, una de las que deben ser estudiadas para entender cómo hacernos cargo de tres importantes desafíos que tiene Chile: inmigración, ciencias y educación.
Arturo Matte I.
Fuente: El Mercurio