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El cobre durante el S. XIX, parte II

Cultura e Historia
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"Durante la segunda mitad del S. XIX existió un crecimiento de la producción chilena de cobre; sin embargo, esta tuvo una caída hacia fin de siglo".

La reducción de los costos de transporte internacional en conjunto con la construcción de redes viales, puertos y ferrocarriles, posibilitaron el rápido crecimiento de la producción chilena de cobre, la cual entre los años 1860 y 1870 alcanzó cerca del 45% de la producción mundial. Dicha producción no consistió únicamente en barras de cobre; por el contrario, en el inicio del boom se exportó mayormente eje de cobre y minerales de alta ley. La figura 1 muestra la producción chilena de cobre durante la segunda mitad del siglo XIX, según los distintos productos de exportación; cabe destacar que hasta el año 1860 las barras de metal, el eje y los minerales participan cada uno en aproximadamente un tercio de la exportación total. A partir de 1860 se advierte una caída de la exportación de minerales; tendencia causada por los bajos precios del cobre (figura 2), por el descenso del contenido de cobre de los minerales y por la instalación de nuevas fundiciones en Chile.

 Imagen 1: Producción de cobre según productos
 
Imagen 2: Precio histórico del cobre

 

A partir de 1870, esa tendencia también se replicó en el eje del cobre. Responsable de aquello fue un complicado motivo adicional: el único mercado para el muneral y eje era en ese tiempo Inglaterra, con su industria metalúrgica en Swansea (Gales), donde se fundía y refinaba el mineral y el eje; y se comercializaba en el mercado europeo. Las refinerías de Swansea tenían una posición dominante en la compra de minerales y en la venta del cobre, posición que muy pronto utilizaron para su ventaja. La mencionada caída del precio del cobre comenzó a afectar el hasta entonces buen negocio de las refinerías de Swansea. Para mantener el lucro acostumbrado fijaron los cargos de tratamiento de las fundiciones en un alto nivel, de tal manera que para los productores chilenos ya no era rentable seguir exportando ante la caída de los precios, los altos costos de flete y el bajo contenido de cobre en los minerales. La consecuencia fue el rápido montaje de nuevas y modernas fundiciones de cobre en Chile y la consecuente decadencia de las fundiciones y refinerías inglesas, las cuales nunca lograron recuperarse. La figura 1 muestra la producción chilena de cobre que refleja esta situación.

También desde el punto de vista Chile se adaptó al desarrollo europeo. Atrás quedaba el horno local de manga que había sido reemplazado por el horno inglés de reverbero. Más tarde se introdujo el eficiente horno de soplete alemán y a fines de siglo el convertidor Manhes, creado en Francia. No obstante, todas esas innovaciones no pudieron impedir el inicio de la caída de producción chilena de cobre.

Esta columna está basada en el artículo "Panorama de la producción y comercialización de cobre chileno en el mundo a lo largo de la historia", publicado en el libro "La gran minería en Chile" (Ocholibros, 2014)