“La dureza de esta aleación fue la propiedad que marcó su aplicación en herramientas y en armas y creó, además, nuevas formas de defensa y de ataque como la daga, la espada y el mazo”.
La Época de Bronce (3.000 a.C - 1.000 a.C) significó un auge sin precedentes para todas las culturas, dado que las sociedades, por primera vez, pudieron contar masivamente con un metal duro, resistente y reciclable que reemplazó a múltiples objetos de piedra, greda, hueso o madera. Podría decirse que fue la primera revolución industrial, inducida por la invención del bronce, que permitió fundir, reciclar y volver a fundir objetos con un solo molde; proceso hasta entonces desconocido por la humanidad. La dureza del bronce fue la propiedad que marcó su aplicación en herramientas (hachas, cuchillos, cinceles) y en armas (puntas de flecha y lanzas) y creó además nuevas formas de defensa (cascos y escudos de bronce) y de ataque como la daga, la espada y el mazo con punta de bronce (Cuadro N° 1)
La alta resistencia a la corrosión y su colorido cálido, contribuyeron a que esta nueva aleación fuera ampliamente usada en la fabricación de objetos decorativos para los palacios y de figuras religiosas para los templos y otros fines religiosos. Su colorido, muy similar al oro, y su facilidad de ser grabado, hizo que el bronce fuera ampliamente usado en la fabricación de varios objetos decorativos de las mujeres de la Época de Bronce, como sustituto de joyas de oro y plata que, por su alto valor, eran inaccesibles para la gran mayoría. Entre ellos se puede mencionar anillos, aros, pulseras, collares, cinturones y broches de las más variadas formas y estilos (Cuadro N° 2).
(Cuadro N°1) (Cuadro N°2)
Para la fabricación de utensilios domésticos como fuentes, vasijas, vasos y cucharas, se seguía prefiriendo el cobre puro, por su maleabilidad, propiedad que no brindaba el bronce. En base a lo descrito, se puede concluir que el cobre, durante la Época de Bronce, fue usado primordialmente para la fabricación de los más diversos objetos de bronce (armas, herramientas, figuras y elementos de decoración personal) y sólo una pequeña fracción fue usada como cobre puro para fines domésticos. Una pequeña parte del cobre, la malaquita y la azurita, fue usada como pigmento o piedra preciosa (Cuadro N°3).
(Cuadro N°3)
La Época de Bronce también marca el periodo en que el cobre ostentaba un alto valor estratégico y económico. Esto no es de sorprender, dado que prácticamente no había sustitutos que podían reemplazarlo. La mayoría de las armas eran de bronce y quien dominaba las minas de cobre tenía las llaves del poder en sus manos. Innumerables conflictos y guerras se produjeron por el dominio de esta importante materia prima, la más conocida de ellas es la Guerra de Troya. Esta metrópoli, ubicada en la entrada del Estrecho de los Dardanelos, controlaba el comercio desde y hacia el Mar Negro, desde donde provenía el cobre y estaño requeridos para el bronce. Más que conflictos, el auge económico incentivó el comercio, abriéndose rutas terrestres y marítimas, que hizo florecer toda la región del Levante hasta las regiones de Persia y el Valle del Indo. El elevado valor del cobre y del estaño permitía su transporte por miles de kilómetros, situación que se repitió en todas las grandes culturas de la Antigüedad. Es conocido que, en toda la región del Levante, desde Egipto hasta Mesopotamia, no existieron yacimientos de estaño y ya hace unos 4.000 años existían rutas comerciales para traer este valioso metal desde regiones tan remotas como Afganistán. El valor del cobre (y del estaño) en la Época de Bronce fue históricamente el más alto, llegando a más de US$100.000 por tonelada.
(Cuadro N°4)
Hacia fines del segundo milenio A.C. apareció lentamente el acero, inicialmente mucho más caro que el cobre, pero con los adelantos técnicos de la época (hornos que resistían mayores temperaturas) fue posible producirlo en forma competitiva, desplazando lentamente al cobre de sus principales usos: armas y herramientas. Este importante hecho señaliza el fin de la Época de Bronce y el inicio de la Época de Hierro en el Medio Oriente, en torno al año 1.000 A.C.