Cochilco publicó recientemente un estudio sobre las proyecciones de la demanda a partir de cuatro sectores clave.
A 2030, la demanda de cobre a partir de la transición energética pasaría de representar un 5% de la producción total refinada de 2020 a un 10% de la producción refinada esperada total, para luego triplicarse al 15% en 2040.
Así lo refiere un estudio publicado esta semana por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), sobre las proyecciones de la demanda del metal rojo a partir de cuatro sectores clave de la transición energética: electromovilidad, energías bajas en emisiones, almacenamiento energético y redes eléctricas necesarias para sustentar el sistema.
Asimismo, la agencia destaca que, ante la posibilidad de que al 2040 el 100% de las ventas de automóviles sean eléctricos, la demanda de cobre sumaría 4,1 millones de toneladas adicionales, llegando a una demanda total neta de 9,6 millones de toneladas, lo que equivaldría al 27% de la producción esperada de cobre refinado a dicho año.
La demanda del metal derivada de adiciones de cargadores para vehículos eléctricos y adiciones de almacenamiento energético tendría participaciones minoritarias de 3% y 2% del total respectivamente hacia el 2040, refiere la investigación.
Riesgos asociados a vehículos eléctricos
Entre los riesgos destaca que, tratándose de una industria inmadura, conforme aumente la innovación es propable que los oferentes optimicen su producción y atenúen su consumo unitario de cobre. Sin embargo, no es posible prever la magnitud de las mismas.
Por otra parte, aunque buena parte de las proyecciones se apoya en las expectativas de venta de los autos eléctricos, puede haber desviaciones a partir del precios relativos y cambios en el comportamiento de la población.
Fuente: Reporte Minero