Sorpresa causó en la industria minera la propuesta de royalty del Gobierno en el marco de la reforma tributaria, cuya principal novedad es una fórmula híbrida que considera un inédito cobro por las ventas del mineral.
La consultora global CRU cuantificó el impacto con la valorización de la industria medida como el valor presente de los flujos de caja libre de los diferentes productores, indicador que caería en un 27% con la nueva propuesta de royalty incluida en las indicaciones ingresadas por el Gobierno al proyecto. El reporte compara los resultados con la iniciativa aprobada en su momento por la comisión de Minería y Energía de la Cámara Alta, donde el impacto sería de 3%.
El cálculo contrasta con la posición del Gobierno que sostiene que la propuesta mantiene retornos de un 15% para las empresas, por lo que Chile seguirá siendo atractivo para invertir.
El consultor principal del CRU en Chile y autor del estudio, Francisco Acuña, indica que este “mide los flujos de caja libre, que es lo que se llevan los inversionistas, ese valor presente es una forma de ver el valor de los activos y que baja en estos porcentajes. Es el retorno de los inversionistas que se vería mermado”, explica.
Es por esto que la consultora advierte que las decisiones de inversión serían aún más complejas, particularmente respecto a aquellos nuevos proyectos que verían un impacto significativo en sus tasas de retorno. Esto podría causar que sean retrasadas, canceladas o reevaluadas tanto inversiones para extender la vida útil de las faenas, disminuir costos y aumentar eficiencia, pero por sobre todo las que corresponden a nueva capacidad productiva (brownfield y greenfield).
En cuanto a las tasas efectivas de impuestos, según los cálculos realizados por el CRU, en promedio la industria alcanzaría una tasa del 50% en 2024 y superaría incluso el 70% hacia 2040 a medida que los mayores costos de producción y menor productividad afecten a las empresas.
La estimación apunta a un indicador promedio del 59% para el período 2024-2040, que se compara con el 43% de la propuesta anteriormente presentada y con el 37% que existiría en caso de que se mantuviera el régimen actual.
Otra de las alertas que levanta el informe de la consultora tiene que ver con el efecto de esta iniciativa en la demanda mundial de cobre que se va a requerir para esta década. Señala que el ya prolongado proceso de discusión de este nuevo royalty agrega incertidumbre al mercado del cobre, que requiere que se tomen decisiones de inversión en nueva capacidad para suplir la brecha de 5,1 millones de toneladas de cobre primario que se necesitaría hacia 2030 de acuerdo con las proyecciones de CRU.
“Los proyectos nuevos serían los que se verían más afectados, porque el retorno de la inversión sería muy lento y tendría mayor riesgo, porque en el fondo hay menos reservas ante volatilidades del precio”, asegura Acuña.
Con todo, el estudio detalla también la distribución de los impuestos que tendrán que pagar las mineras de aquí a 2040, en donde la gran mayoría irán al “Rioma”, impuesto progresivo sobre renta imponible, que no permite descontar la depreciación de activos y pérdidas de otros períodos anteriores, entre otras consideraciones.
La tasa es progresiva, dependiendo del precio del cobre, y la propuesta establece que alcanzaría hasta 36% (para valores sobre US$ 6 la libra) para productores de más de 50 mil toneladas de cobre equivalente. “En nuestro análisis vemos que este componente sería el más relevante para la industria, superando incluso el de Primera Categoría, y alcanzando a representar en promedio un 48% del pago de impuestos de las mineras”, detalla Acuña.
Fuente: El Mercurio