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Codelco anticipa que Chuqui Subterránea logrará máxima capacidad dos años antes de lo previsto

Actualidad
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Esto permite capturar el valor de manera anticipada, de siete a cinco años, y significa más de 200 mil toneladas de cobre fino para el negocio de la estatal.

Todo proyecto minero cuenta con un proceso de rump up al iniciar su operación, que se trata del tiempo que demorará en llegar a su capacidad de diseño. En el caso de Chuquicamata Subterránea, uno de los estructurales que está impulsando la estatal Codelco, y que fue inaugurado hace poco más de un año, se esperaba que dicho proceso se extendiera por siete años, considerando las dificultades de concretar un yacimiento desde cero, y más aún por su naturaleza subterránea.

Sin embargo, y pese a los efectos ligados a la pandemia que han obligado a desmovilizar dotación de trabajadores, la iniciativa avanza a paso firme para completar este año la meta de producir ocho millones de toneladas de mineral. En esa línea, según cuentan desde la minera, el crecimiento va más rápido del planificado originalmente, por lo que esperan llegar dentro del primer quinquenio de vida de la mina subterránea, a un ritmo de 140 mil toneladas por día, es decir, reducir en dos años el rump up del proyecto.

A su vez, el adelantar esas metas permitirá que el aporte de cobre fino de la mina subterránea, una vez que se alcance los niveles establecidos, sea del orden de 360 mil toneladas de cobre fino anual, cifra que resulta fundamental en la meta de la estatal de mantener su producción para la próxima década en torno a los 1,6 millones de toneladas, en medio de las diversas complejidades que enfrenta la minera.

“La división Chuquicamata ha dado grandes muestras de cómo avanzar en los procesos de transformación. Hoy nuestra división presenta buenos indicadores de producción y productividad, gracias al permanente cambio de prácticas, a la incorporación de tecnologías y al esfuerzo que ha puesto nuestra gente por alcanzar mejores resultados”, explica en gerente general de dicho centro de trabajo, Nicolás Rivera.

La importancia de adelantar el rump up es que permite capturar el valor que tiene el yacimiento de manera anticipada, considerando además que las leyes de mineral que posee la mina subterránea son mayores que los que se procesan hoy en la planta concentradora del distrito norte, con un indicador promedio por sobre el 1%. En esa línea, el pasar de siete a cinco años significa más de 200 mil toneladas de cobre fino para el negocio minero.

Para lograr dicho cometido, Rivera explica que “uno de nuestros focos ha estado puesto en la seguridad, en la disciplina y la excelencia operacional, siendo ejemplo de ello todo el trabajo que se despliega en la mina subterránea. Ejemplo de ello es que la mina subterránea presenta una estructura organizacional más horizontal y liviana, con un sistema de turno óptimo y prácticas de trabajo que esperamos sean un referente en la minería mundial”.

El gerente de la Mina Subterránea, Juan Cristóbal Videla, añade que, “a pesar de los desafíos que nos trajo la pandemia, ha sido un muy buen año. Nos hemos desafiado a llegar a ser los mejores, porque la inversión que el dueño hizo en esta operación debe ser retornada con creces. Por eso, día a día avanzamos poniendo toda la fuerza y el empuje para ir incluso más allá de lo que está definido en la planificación inicial del proyecto”.

El rol tecnológico

En la estatal explican que la mina subterránea es una operación que está desafiando a la minería desde distintos puntos de vista, partiendo por la incorporación de nuevas y mejores prácticas de trabajo en una empresa centenaria como Chuquicamata, a lo que se suma la incorporación de nuevas tecnologías de automatización y remotización. Este último punto ha jugado un rol clave, en un yacimiento que en su mayoría es controlado a más de 10 kilómetros de distancia, en el Centro Integrado de Operaciones (CIO), lugar en el que se monitorea, en tiempo real, todas las operaciones de la división, desde la mina hasta el proceso de flotación, y que se encuentra en proceso de integrar las labores de la refinería y la fundición.

Algunos de los logros que se han alcanzado gracias a esta tecnología, y según se comunica en un informativo interno de la estatal, es que por estos días se alcanzó un récord histórico de procesamiento de 91 mil toneladas en los molinos SAG, que hace seis meses son operados en ese centro. La explicación de esta alza radica en el uso de analítica avanzada que es utilizada en estos procesos. “En Chuquicamata hemos desafiado todos nuestros procesos, y uno de los trabajos destacados es en la concentradora.

Junto con estabilizarla y asegurar su continuidad, nos propusimos buscar rendimientos nunca vistos. Con la experiencia de nuestra gente y la analítica –que nos permite capturar valor desde la información que entregan nuestros procesos y descubrir nuevas oportunidades de negocio–, llevaremos a la concentradora al más alto nivel de la industria”, comentó Nicolás Rivera.

Fuente: El Mercurio