Se espera que las iniciativas añadan 12.000 litros por segundo al caudal disponible en Chile, lo que equivale al caudal promedio 2013-2014 de los ríos Copiapó, Huasco, Elqui, Grande, Choapa y Mapocho. Un aporte altísimo pero que es prohibitivo para faenas más pequeñas.
Aunque las plantas desalinizadoras en Chile para la gran minería son algo más bien reciente, se espera que la mayor parte de los grandes proyectos que se desarrollen en el futuro incorporen una de estas instalaciones.
Tanto así que se proyecta que las plantas desaladoras (o sistemas de impulso de agua de mar directa a faena) que se desarrollen sumen un caudal cercano a los 11.000 litros por segundo en caso de que se configuren a su máxima capacidad de diseño.
Esta cifra equivale, por ejemplo, a cinco veces el caudal promedio del río Copiapó o bien, a la suma del caudal promedio en 2013-2014 de los ríos Copiapó, Huasco, Elqui, Grande, Choapa y Mapocho, todos juntos.
Esto, en medio de las críticas a la industria por su rol frente a la sequía y al sobre otorgamiento de derechos, lo que no tiene que ver con la minería sino más bien con el rol de la autoridad, como sostienen en la industria. En ese sentido, al estar la minería en la parte alta de la cuenca puede usar, en teoría, casi la totalidad de sus derechos, mientras que aguas abajo la disponibilidad de aguas baja dramáticamente.
Ante esto, la desalación aparece como una solución. Tanto así que incluso hay proyectos de ley en trámite para exigir que todos los proyectos mineros que se construyan incluyan obligatoriamente una de estas instalaciones, a fin de destinar las cuencas superficiales y subterráneas para la agricultura y el consumo humano.
Pero esto no es gratis
La inversión de las iniciativas en desarrollo costará al menos US$12 mil millones, considerando las iniciativas ya operativas (que suman cinco, liderados por Escondida y Sierra Gorda) y aquellos en proyecto, entre los cuales destaca el sistema de desalación de agua para Radomiro Tomic, que aportará 1.600 litros por segundo, y Coloso II en Escondida, que añadirá 2.500 litros por segundo a la seca Segunda Región.
“El costo del agua desalinizada, en torno a US$5 por m3, es más de tres veces el de fuentes continentales. Esto hace la desalinización inviable para muchos proyectos”, señala el Consejo Minero, entidad que ha estudiado en profundidad la problemática de agua para la minería.
Según la Comisión Chilena del Cobre, que publicó recientemente un estudio, el consumo de agua total aumentará en un 66% en 2025 frente a 2014, alcanzando los 24,6 m3/segundo (24.600 litros por segundo).
“De acuerdo a los valores esperados obtenidos a través de un modelo de simulación, se observa que para el año 2025 se espera que el agua de mar alcance el 36% del agua total requerida en la industria minera del cobre”, se explica el reporte.
Los datos del Consejo Minero añaden que las extracciones de agua de fuente continental de la Gran Minería del cobre en Chile en 2013 fueron de 12,5 metros cúbicos por segundo (m3/seg) y pone como referencia el caudal del Canal San Carlos en Santiago, que es de 20 m3/seg.
“El sector debiera tender a aumentar su consumo de agua a futuro por la disminución de las leyes del mineral, dureza y distancias involucradas en los procesos. El consumo aumentará por el desarrollo de nuevos proyectos mineros. Sólo los de las empresas socias del Consejo Minero que se encuentran en ejecución ascienden a US$12.000 millones. También existen otros en evaluación, equivalentes a US$47.000 millones”, se explica.
El análisis de la entidad gremial señala que aunque la minería sólo representa el 5% del total de agua fresca a nivel nacional (la agricultura representa el 76% del total de las extracciones), lo hace en las regiones más secas.
“Existe mayor cantidad de derechos de aguas otorgados versus la disponibilidad en algunas cuencas. Esto ha generado desencuentros entre la minería y otras actividades económicas, así como las comunidades aledañas”, plantea.
Fuente: Pulso