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Columna de opinión del IIMCh en El Mercurio

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El decano de la prensa nacional publicó una columna firmada por el presidente del IIMCh, Luis Sougarret, sobre algunos aspectos fundamentales del riesgo en la minería.

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1 septiembre 2010

 

 

La opinión siempre técnica y experta del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile fue considerada por el diario El Mercurio en una reciente “edición especial” dedicada a la industria minera, que fue publicada junto a la edición impresa de este importante periódico de la prensa nacional.

El Mercurio incluyó en la mencionada publicación una columna de opinión firmada por el presidente del IIMCh, Luis Sougarret, en la que aborda algunos aspectos fundamentales del riesgo en la minería.

A continuación, reproducimos en forma íntegra la columna titulada “Aprender a administrar los riesgos”. 
 

Aprender a administrar los riesgos

 

Por Luis Sougarret Seitz, Ingeniero Civil de Minas Universidad de Chile,

Presidente Instituto de Ingenieros de Minas de Chile . 

 

 

 

 

Las estadísticas muestran que la minería es una de las industrias más seguras de nuestra economía. Pero aún debe mejorar más.

Para entender el origen del riesgo, debemos considerar que la industria minera ha crecido enormemente en términos de material removido o extraído para obtener una unidad del mineral buscado. Esto se debe obviamente a la disminución de las leyes.

Como consecuencia, las operaciones hoy deben ser capaces de mover grandes cantidades de roca y de procesar una mayor cantidad de productos intermedios: concentrados, refinados y materiales fundidos o en etapas de refinación. Para mantener la eficiencia y rentabilidad del negocio, se han desarrollado enormes complejos industriales mineros, se han diseñado maquinarias de gran capacidad y elaborado procesos masivos de alta eficiencia cada vez más automatizados, pero fuertemente interrelacionados y comunicados.

Esta proliferación de volúmenes e interacciones entre distintas etapas y procesos es una de las causas de mayores riesgos en la minería. Y, al mismo tiempo, es lo que ha transformado a la administración de los riesgos en un desafío constante y cada vez más necesario e importante. El manejo de grandes volúmenes y el aumento de las interacciones son, en general, un estado deseado que aumenta la robustez, la confiabilidad y la flexibilidad del negocio minero. Sin embargo, si esta interacción contiene fases poco conocidas o percibidas como poco importantes, entonces la inseguridad se propagará tarde o temprano.

Un accidente grave o catástrofe se alcanza si el tamaño de las consecuencias negativas es importante. El aumento de tamaño y la interacción entre procesos y personas en la industria moderna hacen más fácil que los eventos catastróficos o accidentes graves sean importantes en comparación con la época cuando los volúmenes eran pequeños puesto que las consecuencias podían ser contenidas fácilmente. Se producen efectos en cascada, resonancia y expansión hasta generar tragedias que involucran personas, medio ambiente o incluso impactos en el ámbito económico.

Todos estamos de acuerdo en que el primer deber de la empresa es proteger a sus trabajadores para garantizarles que regresarán seguros a sus casas o en las mismas condiciones en las que entraron a su turno. Pero seguro significa protegerlos de consecuencias negativas. Sin embargo, en todas las empresas, no sólo la minería, sabemos que hay riesgos. Entonces, nos preguntamos qué es lo que responsablemente debemos hacer. Debemos tener una forma de administración del riesgo que sea racional, compleja, adaptable y flexible.

Esto es un gran desafío para cualquier empresa, si consideramos que en nuestra cultura la característica de racional es generalmente uno de los factores que considera quien toma las decisiones. Además, los enfoques complejos son usualmente descartados y se prefieren soluciones rápidas. Y la adaptabilidad y flexibilidad son características que difícilmente se encuentran en las políticas generadas por la industria cuando está restringida por presupuestos y necesidades de cumplimiento de metas.

Sin embargo, la administración del riesgo es un desafío inevitable, dada la importancia que tiene para las empresas que sus operaciones sean seguras. Entonces, surge la pregunta: ¿qué necesitamos para tomar medidas impactantes en el control de los riesgos?

El primer ingrediente es un modelo para pensar acerca del futuro. Este modelo debe ser sistémico para evitar que se descarten interacciones críticas que puedan evolucionar hacia un riesgo crítico e inesperado. La amplitud de este análisis debe considerar los casos en los que se alcanza uno de los peores escenarios. Y para esto se debe pensar en lo impensable. Esto es administración de riesgo.

Uno de los problemas para enfrentar el riesgo es que la difusión de la tecnología y la optimización y la mejora de procesos son muy rápidas y generan una positiva razón beneficio-costo. Esto hace que los elementos menos conocidos de las mejoras, como los riesgos, se estimen como obvios y controlados.

Visto de otra forma, es necesario un modelo sistémico global que involucre todos los aspectos relevantes, incluso los más impensados y los más obvios. Este modelo debe guiarnos en la toma de decisiones respecto de los riesgos de nuevos procesos.

En términos generales, la administración de los riesgos nos lleva a construir empresas seguras y para ello se requiere una preocupación y actuación de todos los involucrados. Esto se traduce en una cultura y en una actitud; es decir, en una regularidad respecto de la forma de pensar, sentir y actuar frente a los riesgos. Finalmente, por parte de las empresas, los sistemas de administración y monitoreo deben ser todo lo sofisticados que se precise y deben medir todas las instancias que permitan determinar estados y exposiciones al riesgo.