El ingeniero jefe del rescate, André Sougarret, es el actual presidente del Núcleo O’Higgins del IIMCh.
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25 agosto 2010
Cuando las autoridades solicitaron a Codelco su ayuda para rescatar a los 33 mineros atrapados en el fondo de la mina San José, nadie dudó en quien debía encabezar ese trabajo: André Sougarret, un destacado ingeniero civil de minas de la división El Teniente y con una activa participación en el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile.
Desde su cargo de gerente de Minas, el colega Sougarret sabe mejor que nadie lo que es trabajar en minería subterránea. Pero hoy, sus responsabilidades son muy distintas. “Es, sin duda, la pega más importante de mi vida”, ha dicho, y ciertamente hay varios motivos para creerle.
En una titánica cruzada contra el tiempo, trasladó a sus mejores hombres de El Teniente hasta la mina San José para iniciar la primera tarea que esta operación implicaba: encontrar a los mineros allá abajo, saber si estaban vivos y ayudar a su sobrevida mientras se intenta el rescate definitivo.
Y el trabajo, al menos en su primera parte, no podía tener un final más feliz. Las sondas no sólo hicieron contacto con los mineros, sino que comprobaron que estaban todos vivos, y en condiciones mucho mejores de lo que se esperaba.
Contra todos los pronósticos, Sougarret nunca perdió la fe. El mensaje que entregó a su círculo familiar más íntimo fue sólo uno durante los 14 días que duró la primera fase de búsqueda. "Vamos a llegar". Y así fue. La mañana de ese histórico domingo 22 de agosto, una de las sondas hizo contacto y el trabajo de Sougarret dio la vuelta al mundo.
“No conoce la palabra imposible", han dicho quienes lo conocen. Presidente del Núcleo O’Higgins del IIMCh, André Sougarret es descrito por sus subalternos en El Teniente como un profesional muy ejecutivo, con carisma y querido, que ha destacado siempre en los cargos que ha ejercido.
Duro trabajo
Cuando el domingo 8 de agosto recibió el llamado del presidente del directorio de Codelco, Gerardo Jofré, para hacerse cargo de las labores de rescate, Sougarret supo que la tarea sería titánica "por la profundidad en que se encontraban los mineros, y porque no contamos con todos los elementos necesarios para hacer un trabajo óptimo", según dijo a la prensa.
En las dos semanas en las faenas vivió momentos difíciles. Según relató a El Mercurio, cuando el equipo de rescate constató que no podrían hacer nada a través de la mina, “fue un duro golpe para nosotros y para las familias. Un punto de quiebre para todos", confiesa. Eso resintió las relaciones con los familiares, y reconoce que "hubo algunas diferencias”, pero luego se le acercó mucha gente, hasta pidiéndole perdón.
Cuando a las 6:00 horas del domingo 22 recibió un llamado para avisar que una de las sondas había “tocado” una rampa, se fue de inmediato a la mina para ver la situación. "Algunos, más que otros, escuchaban ruidos, por eso decidimos acelerar pronto el trabajo de extracción de los tubos para cerciorarnos de lo que estaba pasando", recordó. El resultado: el mensaje y la confirmación de que todos estaban vivos.
Cercano a su familia
Muy apegado a los miembros de su familia, Sougarret durante los momentos que tiene libre en el día, lo primero que hace es comunicarse con ellos. No deja a nadie afuera de la ronda de llamados.
Casado, padre de tres hijas y quinto de seis hermanos, le dedica un par de minutos diarios a cada uno, "generalmente, en la hora de colación, pasado el mediodía y en la noche, después de las noticias", cuenta Jorge, uno de sus hermanos.
Además, es un fiel hincha de la “U”, equipo que acostumbra ver directamente en el estadio y acompañado de su familia.
"Una de sus características, que lo lleva a conformar excelentes grupos de trabajo, es que sabe escuchar a sus subalternos, lo que genera confianza y le permite trabajar en forma muy cohesionada con su gente", recalca el subgerente general de Operaciones de El Teniente, Octavio Araneda, en declaraciones que reproduce El Mercurio.
El pasado sábado, su esposa Marisol, junto a sus hijas Natalie, Ivette y Rocío, viajaron al norte y tuvieron el primer contacto directo con él en 14 días de labores. "André me dijo que fue el empuje que necesitaba", cuenta Ivania Saldías Poblete, cuñada de Sougarret.
Un impulso necesario para continuar con la etapa más difícil de su actual trabajo: rescatar a los mineros sanos y salvos desde las profundidades de la mina en una compleja operación que podría tardar unos tres o cuatro meses.